Extraño la liviandad con la que vivía antes de que la vida me pusiera en esta situación sin retorno. Extraño despertarme y ser feliz sin recordar que somos tan efímeros y que nuestro paso en este mundo es tan fugaz que apenas alcanzamos a dejar huella. Quisiera no estar atada a esta posibilidad de elegir no estar mal para sentirme simplemente bien. La libertad se me impone de una manera tirana y cruda. Y tuve que llegar a donde estoy para darme cuenta que todo este tiempo, que pensé que era libre, estaba atada. Y que desconocía lo que era realmente sufrir por amor. Hubiese querido nunca tener que aprender de esta manera que lo material solo es un medio para estar mas cómoda solo cuando el corazón está contento.
Quizá al final del camino entienda que esta enseñanza solo se aprende realmente cuando se acepta con humildad.
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