Que puedo decirte que no sepas, que no sientas? Puedo aliviar tu pena con mis palabras? Si pensara que no, otro sería el camino. Encontré el mío, justo después de haberlo perdido. Otra historia pensé estaba escrita para mi, seguro para vos también. Y estamos acá, las dos, recorriendo el mismo dolor. Pero estamos juntas, por suerte, este espacio nos acercó o nos reencontró. La cuestión es no sentirnos solos en esta página de la vida que, yo denomino "desengaño".
Anduvimos vagando hasta ahora, con rumbo cierto, sin siquiera pensar que podíamos sufrir tanto, amar tanto, desear tanto. Y ahora que pasó, vemos todo con un matiz distinto. Como si la lente por la que miráramos la vida se hubiese vuelto, de repente, mas transparente. Y contrariamente a perdernos en este dolor, nos podemos reencontrar con el, con los demás y hasta con nosotros mismos. No seremos entonces afortunadas?
Mentiría si dijese que no daría todo lo que tengo para que mi “hoy” fuera diferente. Pero como se que no hay posibilidad de cambiar lo que ya pasó y tampoco que me resigne a llorar hasta el día que me toque partir, entonces decido dar vuelta la página y empezar con un capítulo nuevo en mi vida. Quizá no tan estructurado o planeado como era antes o con tanto dolor como en “desengaño”, sino un capitulo que integre todas estas momentos que hacen que yo se la que soy ahora.
Ojalá pueda en propia mi historia, tener mas capítulos y que la vida me sorprenda con diferentes emociones, que me recuerde que soy ínfima en relación a este mundo pero que también puedo marcar una diferencia. Y cuando digo “marcar una diferencia” me refiero a las mamás que diariamente me leen, o me escriben, o responden a otras Mamás con el deseo de ayudar. Solo habiendo estado ahí, uno puede entender el significado real del dolor, del desconsuelo, de la soledad.
Y esa misma soledad es la que nos mantiene unidas. Con un lazo invisible pero fuerte.
Unida por el dolor, encontramos el amor y la fuerza para seguir.
1 comentario:
Es todo tan extraño, nuestra mirada sobre los otros, nuestra sensibilidad, todo cambio, ahora nuestros días pueden tener un aroma y un color diferente según pasen las horas. Pasamos extrañamente de la alegría a la angustia que esa necesidad de tener a nuestro bebe físicamente nos hace sentir. Como del mismo modo, después de levantarnos sin ganas inesperadamente un mínimo gesto nos alegra hasta lo mas profundo de nuestro ser... allí, cuando nuestro duelo ya empieza a madurar es cuando podemos comprender que nuestro pequeño hijo/a está acompañándonos dándonos ese amor angelical que tenían guardado para nosotras.
No es para nada sencillo vivir un amor tan del cielo en esta tierra, pero si nos tocó tal vez sea porque tenemos la capacidad para poder vivirlo, de amar de un modo diferente al conocido...
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